Cuando ésta evangeliza y se opera la conversión del hombre, lo está educando, pues la Salvación - don divino y gratuito - lejos de deshumanizar al hombre lo perfecciona y ennoblece, lo hace crecer en humanidad pues lo personaliza.
De este modo, nuestro proyecto ha de ser educativo-pastoral pues se inserta en el proyecto de Dios sobre la creación y el hombre, lo cual confirma la íntima relación entre la tarea pastoral y la tarea educativa. Sostenemos que la evangelización facilita la promoción total de la persona entendida no como una realidad terminada y acabada sino como una realidad dinámica, libre, histórica y trascendente.